I Ching: un acto de honestidad
¿Existe el ‘libre albedrío’? Albedrío significa: voluntad, deseo, antojo, potestad. Y si existe la ‘libre voluntad’ ¿para qué el I Ching? Quienes sí consideran que esta ‘libre potestad’ existe, y hacen uso de ella, consideran que toda norma antigua carece de Orden, de Leyes y de Objetivos, y por lo tanto pueden hacer uso y abuso de estos instrumentos a según de sus deseos, necesidades, ideas y antojos. La Sabiduría enseña que los Hombres pasamos, no pertenecemos, sino transitamos por una franja breve de tiempo y espacio que no es ‘la realidad’ sino que es un efecto de una Supra Realidad Macro. Se llama ‘Ley de los Cielos’ y en el I Ching se expone como Orden Micro y Orden Macro, o del Cielo posterior y del Cielo anterior. ‘Todo sucede antes en el plano Macro’ – dice La Sabiduría- Y es justamente esta Realidad la base que empuja a que el Hombre alcance ‘El Camino Medio’, saliendo y superando su condición básica, común, terrenal y mundana; solamente alcanzando la Conciencia del ‘Camino Medio’ el Ser queda en grado de DISCERNIR y OPTAR. Entonces: los dioses hablan de aspectos superiores, pero el Hombre común lo aterriza a su ínfima mirada e ilusa realidad. ‘El Libre Albedrío’ del cual nos hablan los Superiores es la condición en la cual el Hombre queda en grado de Optar según un nivel de Conciencia que no se ligue a lo mundano, carnal, emocional del instinto y del propio saber intelectual, sino que se halla en los planos del ‘Camino Medio’: más arriba que el Hombre Común, inmediatamente debajo de los dioses.
Todo el sistema del I Ching: desde la Meditación, los Umbrales, las Llaves para entrar vivos y conscientes en el Macro y moverse en el Tiempo, así como la aplicación coherente de las Virtudes y Leyes (nunca cuan teoría especulativa, sino como medio de aplicación práctica, de vida) está diseñado para que el Hombre alcance el ‘Camino Medio’ y desde éste sí logre la ‘Potestad’ de Optar y Decidir.
Nunca un esclavo ha sido libre. La ‘libertad’ del esclavo es una falsedad y una lastimosa quimera. Y quienes habiendo volado a su modo por entre los conocimientos y lecturas de una herencia tan profunda como precisa se sienten ‘libres’ de crear teorías, combinaciones y deducciones, son eso: esclavos del mundo y de la propia prisión mental haciendo uso de un ‘libre albedrío’ que es falaz, inexistente, y un juego que se desvanecerá con la muerte, la enfermedad y la vejez.