CÓMO DEBEMOS ENTENDER LA VIGENCIA DEL I CHING EN ESTOS TIEMPOS DE TRIBULACIÓN Y CAMBIOS
Cada cierto tramo de historia se ‘redescubre’ al I Ching, o franjas nuevas de estudiosos fijan su atención sobre este libro milenario de la China antigua.
El ciclo humano de interpretaciones se repite bajo las vestes y el lenguaje de la época: intelectuales que ven en su contenido pura filosofía o pensamiento abstracto, numerólogos que hallan vetas de especulación de guarismos que entienden algunos y que poco aportan, una vena de la psicología Jungniana que busca entender y aplicar la simbología y las conclusiones de su mentor… y el esoterismo que destruye todo origen y degrada la fuente de la Enseñanza, sin respetar sus raíces y el Sentido de lo Escrito.
Pareciera que existen ‘tantos I Ching’ como autores hallan o se fomenten a sí mismos.
La historia, los pioneros y primeros impulsos de esta metodología, no han cambiado. Los tiempos y fechas siguen allí, impertérritas. Y la traducción de Richard Wilhelm sigue siendo insuperable debido a que es el único trabajo de transcripción guiado por maestros chinos y teniendo enfrente los folios originales que a principio del siglo veinte aún se hallaban disponibles.
La seriedad de cualquier, y de toda, disciplina académica, de estudio y análisis, siempre considera La Fuente, y jamás ‘parte’ de las interpretaciones. Y desde La Fuente puede dirimir las interpretaciones o trabajos derivados. Por lo mismo, no es ‘serio’ cualquier modo especulativo y subjetivo de tratamiento del tema si no considera La Fuente y toma como referencia el Origen de la Enseñanza. Es decir: nadie es ‘experto’ en I Ching si desconoce la historia, el contexto cultural, la vida religiosa y los asuntos políticos que rodearon la realidad de estos escritos y su uso y su rol en la vida de no pocos chinos gobernantes, militares e intelectuales, religiosos y místicos.
Y resulta fundamental estar en pleno saber de las leyes sobre las que se sustenta este régimen. Por ejemplo: el mismo nombre ‘Libro de los Cambios o de las Mutaciones’ no es baladí, sino que corresponde a la enunciación de una Ley Fundamental: la Ley del Cambio. La Ley del Gran Fundamento o Yin-Yang. La Ley de Los Cielos (Micro y Macrocosmos). La Ley de los números (fórmula del Rio Lo y fórmula de Fu shi). Las Virtudes como base de desarrollo de los 64 signos. La propuesta trascendente: ‘que el Hombre supere su condición común, terrenal, y postule al Camino Medio’. La Disciplina del Cuerpo y la Circulación de la Luz en el Cuerpo. Entre otros elementos primordiales.
Luego es obligatorio para un buen conocedor del I Ching, saber la exacta técnica de consultación del Oráculo, en modo que se evite cualquier versión especulativa o lectura subjetiva, al margen o en contradicción con los textos y significados originales.
Esencial es cimentar profundamente la connotación y rasgos de los Trigramas en su amplitud y profundidad Micro y Macro. Porque luego, en su conformación como Hexagramas, en su sistema Entreverados y en sus Movimientos (Micros y Macros) conforman ‘el Tiempo’ que el buen discípulo debe manejar ‘como si el mundo girase en sus manos’ (según Confucio).
La realidad es que muchos ‘conocedores’ o autoproclamados ‘expertos’, puestos ante estas bases imprescindibles que Hacen al I Ching, se muestran ignorantes y a veces confiesan la ‘dificultad’ para inquirir en algo tan ‘hermético’.
La Meditación Circular de la Luz (o ‘poner en circulación la luz en el cuerpo’) ha sido el complemento espiritual que eleva a este sistema a una calidad superior que asusta a muchos, o que se prefiere ignorar, o negar, y ha sido la piedra en el zapato para las religiones mundanas que prefieren calificar al I Ching como ‘demoniaco’ para así sepultar una vía abierta hacia el Cielo.
Como en todo asunto de verdad espiritual o de Sabiduría: no es, precisamente, sabio, ni inteligente, litigar por este asunto, en la intención por imponer la propia idea y salvaguardar la parcela egotista en torno a la supuesta: impecable capacidad o sapiencia.
Tenemos al I Ching para que nos hable y determine asuntos sobre el I Ching. ¡Dejemos que el I Ching dirima aquello que le concierne! Pero también aquí nos topamos con dos viejas distorsiones, a saber: que no se usa correctamente la metodología de consulta; que se interpreta antojadizamente las respuestas del Oráculo. El primer defecto puede soslayarse: porque como sea el I Ching de algún modo se acerca a la respuesta correcta. El segundo: es tan subjetivo como tan poco se sepa realmente del I Ching.
La fórmula y forma más cercana a esta puerta superior es: a) practicar la disciplina de la meditación Circular de la Luz, b) y paralelamente estudiar e investigar desde las fuentes y siguiendo trabajos que respetan y se rehacen a tales raíces, c) y practicar con Uno Mismo por primero, d) y hacer de las Virtudes y Sabiduría que se extrae de los textos del I Ching una propia base moral y de coherencia de Ser. De seguir este itinerario, debe considerarse: que nada se logra en escaso tiempo, y que esta disciplina es para toda la vida, y no funciona cuando se la toma como algo pasajero y utilitario.
Por último, coloquen a toda persona y medio que propone enseñar algo sobre el I Ching, ante el Oráculo del I Ching: pidan calificación de la autenticidad o veracidad de la persona y de lo que enseña, según la visión de La Sabiduría, y cerciórense si sus contenidos son leales y fidedignos con la esencia del mismo I Ching.
El I Ching determina los asuntos concernientes al I Ching.
Sobre el asunto de sí un sistema antiguo como este tendría vigencia en la realidad del siglo veintiuno, en este lapso de tribulación, crisis, y cambios por decaimiento y agotamiento.
La respuesta es: si la crisis fuese de crecimiento, porque la inteligencia y sabiduría del Hombre ha ido tan lejos y demasiado alto, al punto de hallarse en las fronteras de los dioses, entonces, posiblemente, el papel del I Ching ya se ha agotado. Porque los Hombres han Logrado en pleno el Camino Medio.
Pero si la crisis es de decrecimiento, debido a la insensatez y animo destructivo, y jamás la humanidad emprendió, como cuerpo social, su camino por la Virtud y la Paz, nunca congeniándose con la ley de la naturaleza, y menos favoreciendo la espiritualidad y la suma inteligencia del Bien… entonces… hallándose el Hombre al borde del abismo por obra de su vanidad y egoísmo: ¡claro que el I Ching está plenamente vigente!